DIAGNÓSTICO
Si durante una exploración ginecológica el médico detecta algo que le parece un quiste o un tumor ovárico, puede solicitar una ecografía u otra técnica de diagnóstico para poder confirmar sus sospechas.
El médico también puede practicar una cirugía laparoscópica, en la que se inserta un instrumento delgado con luz en el abdomen para examinar los ovarios y el útero.
LAPAROSCOPIA (EXTERIOR) |
VISUALIZACION DE ORGANOS INTERNOS (LAPAROSCOPIA) |
TRATAMIENTO
La mayoría de los quistes desaparece sin tratamiento. No obstante, el mantener una conducta expectante y una vigilancia regular con ecografía es una opción de tratamiento mientras se trate de un quiste lleno de líquido y de menos de 5 cm de diámetro. El médico probablemente recomiende que se haga una ecografía pélvica de seguimiento a intervalos periódicos para ver si el quiste cambia de tamaño.
En cambio, si hay un quiste funcional grande que causa síntomas importantes, el médico puede recomendar píldoras anticonceptivas para ayudar a disminuír su tamaño.
El ginecólogo/a quizá sugiera la extirpación de un quiste o un tumor benigno si es grande o sólido, está lleno de restos, sigue creciendo o persiste durante dos o tres ciclos menstruales. Los quistes que tienen forma irregular, causan dolor y otros síntomas y se encuentren en ambos ovarios, pueden también ser extirpados.
Si un quiste es canceroso, el médico puede rescomendar una histerectomía para extirpar ambos ovarios y útero. Ésto sucede con gran frecuencia después de la menopausia, pues es cuando aumenta la probabilidad de riesgo de cáncer ovárico, aunque no siempre.